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OBITUARIO | A la memoria de DON PABLO LOZANO


Decía Manolo Lozano, a colación de la situación del escalafón novilleril, que “ahora los novilleros salen a la plaza sin ambición y creyéndose matadores de toros”. En contraposición, comentaba el sabio Don Manuel que “en cambio los toreros antiguos como su hermano Pablo, quien llegó a ser figura del toreo y aprendió a torear viendo las fotos de la Revista Taurina El Ruedo, salían todos los días a triunfar torearan en un pueblo o Las Ventas de Madrid


La figura del toreo que aprendió a torear viendo las fotos de la revista El Ruedo



LOS INICIOS EN “LA SAGRA”. TRADICIÓN TAURINA FAMILIAR

Quien iba a decir a aquellos dos grandes aficionados y amantes del campo como eran los hermanos Martin Alonso otrora propietarios de las vacadas de Veragua y Sotomayor que uno de sus nietos, se convertiría en torero. Así en aquella época marcada por la rivalidad entre los partidarios de Marcial Lalanda y Domingo Ortega. Creció la afición de un niño, Pablo Lozano, que jugaba a torear bajo la parra de la antigua casa familiar de Alameda de la Sagra.

Aquellos primeros años, uno de los hijos del veterinario, comenzó sus pinitos de becerrista por las capeas y becerradas de la zona de la Sagra y la provincia de Toledo. Haciendo su debut en público en la sagreña localidad de Borox . Llegando a vestir el traje de luces por primera vez en la taurina localidad de Orgaz y debutando con picadores días después en la plaza de toros de Mora de Toledo en la temporada de 1949.

INICIOS PROMETEDORES Y FIGURA DE LA NOVILLERIA

Tras los primeros triunfos de la mano de su apoderado Antonio González Vera, el joven Pablo Lozano debutó en la plaza de toros de la ciudad imperial ante sus paisanos con reses de Eugenio Ortega.

Así el nombre de Pablo Lozano resonó en todas las plazas de la geografía taurina española dentro del escalafón novilleril siendo este junto otros nombres como el de Antonio Ordoñez, Manolo Vázquez, Damaso Gómez o Juan Posada, los más destacados en dicho escalafón.


Aquellas temporadas de 1950 y 1951, Lozano hizo el paseíllo en las plazas más importantes destacando sus actuaciones en Barcelona donde repitió tres domingos consecutivos, la gran tarde en Zaragoza ante novillos de Martínez Elizondo o los triunfos en Valencia con reses de Villagodio, Graciliano Pérez Tabernero y Guardiola.

Siendo las tres orejas cortadas en la Maestranza de Caballería de Sevilla ante novillos de María Luisa Domínguez y la salida a hombros en la plaza de las Ventas de Madrid con reses de María Montalvo, el colofón a su efervescente carrera novilleril.

ALTERNATIVA DE LUJO Y TRIUNFOS DE PRIMERA.

Con todo ello, el joven novillero toledano oriundo de Alameda de la Sagra, tomó la alternativa el 25 de septiembre de 1951 en la Monumental de Barcelona de manos de Luis Miguel Dominguín actuando de testigos Manolo González y José María Martorell, estoqueando astados de Atanasio Fernández y Samuel Flores.

El toro de la alternativa de nombre “Tirano” de la ganadería de Samuel Flores, permitió al toricantano escuchar ovaciones al finalizar la faena. Aquella tarde, las crónicas del festejo destacaron el triunfo del joven Martorell y la buena impresión de Pablo Lozano.

Tras esa tarde, el joven matador, siguió cosechando numerosos triunfos, confirmando la alternativa en las Ventas en la temporada de 1952 de manos de Antonio Bienvenida compartiendo cartel con el rejoneador Duque de Pinohermoso y el matador Paco Muñoz estoqueando toros de Ignacio Vázquez de Pablo.

En las siguientes temporadas los triunfos fueron alternándose con graves percances. Y como comentará en alguna ocasión su hermano José Luis Lozano, “a Pablo le faltó suerte en momentos claves para llegar a ser una gran figura del toreo “


Sin embargo, fueron repetidas sus buenas actuaciones y faenas en las plazas de Las Ventas, Barcelona, San Sebastián, Valencia, Zaragoza, Aranjuez, Castellón o Toledo. Siendo apodado por la crítica taurina de la época como La Muleta de Castilla, heredero de la tradición taurina castellana.


En este sentido, durante toda su carrera, Pablo Lozano mostró todas sus cualidades de gran matador de toros como atestiguan sus dos grandes efemérides. En la corrida del Montepío de toreros de 1957, triunfando ante los astados de Barcial . Así como la corrida lidiada en solitario en la localidad jienense de Andújar el 16 de junio de 1963, en la cual, estoqueó siete toros de Juan Salas.


Finalmente, el diestro toledano en las siguientes temporadas abandona definitivamente los ruedos, tras una larga carrera marcada por el temple y la sobriedad de su toreo.

LOS AÑOS DE APODERAMIENTO Y EMPRESARIADO TAURINO. NACE LA CASA LOZANO

Durante los últimos años de su carrera como matador, Pablo Lozano alternó sus actuaciones en los ruedos con la organización de festejos taurinos junto a sus jóvenes hermanos José Luis y Eduardo.


Así en esas temporadas, la familia Lozano comienza a destacar en el panorama empresarial dejando su huella en plazas como Andújar, Consuegra, Manzanares, Burgos o Huelva. Iniciando en el año 1961 y junto a la Familia Dominguín, el reconocido certamen La Oportunidad de Vistalegre.