EL VENTORRILLO. Treinta años de bravura toledana en las grandes ferias

Obituario a la memoria de una de las ganaderías más importantes de la provincia de Toledo
Siempre que se recuerda a una persona o institución en el momento de su desaparición, se ensalza su figura, se recuerdan sus hechos u obras, se enumeran sus éxitos, e incluso se resaltan algunas anécdotas. En este caso, no podíamos ser menos, El Ventorrillo y su historia merecía este pequeño homenaje. La ganadería que creara Paco Medina ha formado parte del mapa taurino de nuestra provincia y en su desaparición es obligación de todo buen aficionado recordar sus mejores momentos.
Los Inicios de Paco Medina y la huella de Lentejuelo
Cuando en los inicios de los años noventa, Francisco Medina se hizo ganadero de bravo al comprar un hierro a Domingo Hernández y varios lotes de vacas y sementales a Don Juan Pedro Domecq, algunas personas fundamentalmente taurinas toledanos le dieron por loco.
Así, aquel aficionado que en otra época fuera novillero, comenzó su sueño ganadero en las fincas toledanas de El Ventorrillo y Robledo de los Osillos, sitas en la localidad de Los Yebenes en plenos Montes de Toledo.
Debutó y adquirió antigüedad El Ventorillo en la madrileña plaza de Las Ventas de Madrid el 17 de Mayo de 1996 lidiando una novillada que fue estoqueada por Canales Rivera, Uceda Leal y El Pireo. En la temporada de 1998, consigue uno de sus primeros triunfos, siendo la corrida del Corpus lidiada el 11 de Junio de aquel año, su punto de inflexión. Al ser indultado el toro Lentejuelo a manos de Víctor Puerto. Aquella tarde, el toro Alirrota fue premiado con la vuelta al ruedo.
La ganadería toledana comienza a destacar en las plazas de toda la geografía española. Siendo los primeros años del siglo XXI, en los cuales, la divisa verde y blanca adquiere importantes cuotas de triunfo como atestiguan las corridas lidiadas en el Corpus de Toledo de 1999, 2000 y 2001 en las que triunfan toreros como Eugenio de Mora, El Juli, Enrique Ponce o un joven José Luis Triviño.
Llegando a conseguir éxitos de relevancia en las plazas de Las Ventas en las que destacan novillos como Alpargatero, Cantinero y Lamioso. Las corridas lidiadas en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, San Sebastián, Santander o Dax. Siendo las figuras del momento las encargadas de estoquear los astados de Paco Medina, convirtiéndose en estas temporadas en un referente y una de las ganaderías predilectas de la afición madrileña destacando el juego de los toros y utreros lidiados en dichas temporadas. Siendo el trapío, la bravura y la transmisión las principales notas características de los pupilos de El Ventorrillo.
Sin embargo toda historia tiene un final y las vicisitudes económicas del momento así como otras circunstancias llevan a Paco Medina a vender la divisa toledana al empresario madrileño Fidel San Román.
Cambio de rubo de El Ventorrillo a Robledo de los Osillo
La regularidad se mantiene. En el invierno de 2005, una noticia sorprende al mundo del toro. El ganadero Francisco Medina vende su ganadería al empresario madrileño Fidel San Román. El nuevo propietario traslada todas las cabezas a la finca del Robledo de los Osillos y encarga la cría y la selección de esta a Enrique Sánchez mayoral y conocedor venido de tierras utreranas, concretamente de la Casa Guardiola.


En la temporada de 2005, El Ventorrillo mantiene su presencia en plazas como Las Ventas, lidiando varios festejos a lo largo de la temporada taurina como en Sevilla, Zaragoza, Almería o Dax, manteniendo el mismo nivel de bravura de temporadas anteriores.